La enseñanza es un campo muy complejo ya que cada alumno atiende a unos patrones determinados y, si bien podríamos considerar un método como idóneo para una mayoría, no todos los alumnos coincidirían en la elección del mismo.
El sistema ABP es un método que basa el aprendizaje en la resolución de problemas o en la elaboración de proyectos, por tanto, la información que el alumno recibirá/buscará será la necesaria para llevar a cabo su tarea y no recibirá información adicional o no destinada a la consecución de los objetivos, aunque por supuesto el alumno puede ampliarlo de forma voluntaria al igual que en cualquier sistema educativo.
En un sistema de aprendizaje clásico (denominaré así al sistema alternativo al ABP) el profesor o docente dará una serie de informaciones, no todas ellas útiles de cara al futuro, que permitirán un conocimiento profundo de la materia. El problema de dicho sistema es que ese conocimiento profundo no es duradero sino que por lo general se basa en conocimientos caducos dentro de la mente del alumno. El objetivo que el alumno se marcará dentro de este sistema será el de superar las diferentes pruebas que le permitan aprobar la asignatura sin que ello necesariamente implique tener ese conocimiento que el docente quería inculcarle.
Con un sistema ABP la información ya no viene dada solo por el profesor sino que el alumno deberá reunir todos los datos que le permitan llegar a su destino, que es la realización de proyectos o resolución de problemas. Los casos a los que el alumno se enfrentará serán siempre útiles o cuanto menos próximos a los que podría encontrarse en su futuro laboral.
Al igual que en casi todos los debates que engloben grupos, del mismo modo que probablemente los alumnos no se pondrían de acuerdo sobre que método prefieren, los profesores tampoco son una excepción. En el sistema ABP el proceso de preparación de la asignatura por parte del docente está abierto durante todo el año ya que los alumnos serán los que abran más o menos el abanico de posibilidades de una materia, eso sí, siempre a partir de la amplitud que el profesor quiera exigir como mínima.
Además cada profesor es un mundo, los hay que viven por y para la docencia y los hay que viven gracias a la docencia y punto. En el primer grupo estarían los profesores cuya máxima es que los alumnos aprendan lo mejor posible los contenidos de su asignatura y construyan un bloque solido de conocimiento de la materia dada. En el otro grupo tendríamos a los profesores que como objetivo principal se marcan concluir el temario previamente establecido, sin tener en cuenta lo que el alumno finalmente aprenda o la utilidad que dicho temario tenga para el alumno. Lógicamente en esta exposición no entra el segundo grupo ya que no podríamos debatir entre modelo clásico y el modelo ABP teniendo en cuenta ese tipo de profesores, al igual que no podemos debatirlo si contamos con un alumno al que no le interese la titulación o que simplemente este en la universidad de forma simbólica y no por un verdadero interés.
Si tuviéramos que hacer una lista de ventajas e inconvenientes de cada método habría numerosas visiones que nos harían llegar a la conclusión de que lo que para un alumno es una ventaja para otro puede ser un inconveniente, y de igual manera con profesores. No deja de ser algo abierto a opiniones subjetivas. Las valoraciones generales del método ABP son positivas, si bien al alumnado le cuesta entrar en dicho modo de aprendizaje y comenzar a realizar trabajos grupales finalmente el hecho de que unos a otros se vayan ayudando y motivando genera unos resultados positivos tanto a nivel anímico como a nivel educativo. La mayor parte de los alumnos que prueban este modelo de enseñanza coinciden en que salen mucho más preparados de la universidad y que al margen de los conocimientos aprendidos también han adquirido unas capacidades y aptitudes muy útiles de cara al fin próximo que es el trabajo.
Como inconvenientes destacar que mientras que en el método clásico la labor del profesor es importante pero quizás no tan crucial, en el modelo ABP una mala gestión de la asignatura por parte del personal docente puede suponer un pobre resultado intelectual en el alumno. Los grupos de trabajo pese a ser en la mayor parte de los casos algo positivo no dejan de ser un bien que debe ser controlado porque igual que una persona con poco interés puede ser motivada por un grupo con ganas de trabajar y progresar, en el caso inverso también puede pasar lo contrario.
Si tuviera que dar una opinión personal creo que lo idóneo sería una buena combinación de ambos métodos, creo que lo realmente útil sería solo práctico, pero en el fondo para eso solo habría simulacros laborales y por tanto resumiríamos nuestro conocimiento a los casos a los que podamos enfrentarnos en nuestro futuro puesto de trabajo, trabajo específico ya que solo nos preparamos para él de forma concreta y no cómo hasta ahora que una misma titulación puede servirnos para numerosos trabajos. Además se me plantea un dilema dentro del sistema ABP, si en una titulación como podría ser Economía, por ejemplo, hay 25 alumnos por curso y cuatro cursos, los 100 alumnos de la titulación no tienen por qué tener un mismo objetivo profesional, ni siquiera parecido y obviamente los casos a trabajar durante los cuatro cursos pese a tener como objetivo una amplitud cognitiva no llegaría probablemente a abarcar todas las ramas de interés del alumnado que podrían ser bien dispares. Tampoco creo que el sistema clásico sea correcto usado de forma exclusiva ya que la mayor parte de estudiantes exponen la misma queja: “Al final lo importante se aprende trabajando y no en la universidad”.
